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lunes, 10 de diciembre de 2012

La imposición de la fe y la intolerancia.

                                 La imposición de la fe. 


    Los seres humanos tenemos miedo a muchas cosas, a la oscuridad, por ejemplo. Pero si nos fijamos bien en estos comportamientos veremos que lo que tememos en la mayoría de casos es a lo desconocido, no el objeto en sí (no tenemos miedo a la oscuridad sino a lo que pueda salir de ella).
Uno de estos miedos es, y ha sido siempre, la muerte. La misma muerte que es el final de todos nuestros caminos que no se puede evitar y a la que tanto tememos, ya que no sabemos qué viene después (si lo supiéramos, no tendríamos tanto miedo). Este miedo es el que ha llevado a construir ''placebos'' para el miedo de la humanidad, y el más importante son las religiones.
La finalidad de cualquier religión es aclarar o justificar la muerte, y ''indagar'' dando palos de ciego sobre lo que hay más allá de la misma, llámese reencarnación, paraíso, etc. Y esto tiene el éxito que tiene porque con esta religión ''placebo'' los creyentes pierden gran parte de su miedo a la muerte y justifican que llevando una vida en la doctrina religiosa tendrán una mejor vida más allá de la muerte. Esto los tranquiliza. 
La religión en sí, aplicada correctamente, enseña muchos valores morales y conductas como la prohibición del hurto o la honradez  que además de instruir al creyente como religioso también hace de él mejor ciudadano. 
¿Cuál es pues el problema? El problema de almenos las tres religiones mayoritarias, es, por completo, la intolerancia. Primero la intolerancia a la libertad de expresión (y aquí he de decir muy a mi pesar que en eso el islam va en cabeza) donde si naces hijo de unos religiosos tienes la etiqueta de por vida, sin el espacio personal para la reflexión y una conclusión propia, con tu propio criterio. No, la imposición de la fe religiosa se inculca desde el nacimiento, y la negación de ésta es vista muchas veces como poco menos que una traición al ambiente familiar. Dando por hecho que este comportamiento represivo es religión, podemos afirmar con seguridad que la religión oprime la libertad de expresión casi por completo.
Y la situación es aún peor cuando hay una convivencia de dos religiones. Se llevan a cabo guerras sangrientas con excusas baratas que intentan tapar el trasfondo, que en realidad es la intolerancia a otras religiones, y mueren inocentes a manos de extremistas, véase el ejemplo del enfrentamiento de Palestina y Israel (al cual dedicaré más tarde otra entrada en el blog, porque el asunto no es para menos).
Así que, en definitiva, la religión es un placebo al miedo, pero sin duda la cura total por el bien de todos es la tolerancia. 


-Tenemos bastante religión para odiarnos unos a otros, pero no la bastante para amarnos.
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Jonathan Swift (1667-1745) Político y escritor irlandés.

lunes, 12 de noviembre de 2012

El público mudo.

                                El público mudo

                Pasó con Bolonia, y está pasando con los recortes.



     - Somos testigos de cómo el país cambia a peor. Y lo que es peor, todos nuestros esfuerzos parecen ser en vano. Nos manifestamos en contra de Bolonia, tal como nos estamos manifestando ahora en contra de la gestión actual del Gobierno, pero, sin embargo, esto no parece afectar en su avance para llevar a cabo sus planes.
Esto se debe a la poca participación que tiene el ciudadano de a pie en las decisiones de Estado. 
En España los ciudadanos somos personas que, al parecer, solo somos decisivos el tiempo electoral, donde nos cuentan discursos (más o menos acertados o sinceros, según el partido) con el que se quieren ganar votos. Irónicamente, después de este tiempo electoral,  pasamos a ser la parte invisible de este mecanismo hipócrita.
En este país, un grupo de ciudadanos solo puede acceder a modificar o crear una ley mediante un referéndum o una Iniciativa Legislativa Popular. Sin entrar en más detalles, sólo decir que un solo referéndum se ha llevado a cabo en todo lo que llevamos de democracia. Creo que eso es prueba más que suficiente de que algo falla. 
Y ese algo es lo que tenemos que cambiar, reclamar una democracia más participativa, que no solo sea de boquilla, y que realmente las leyes emanen de la soberanía nacional.

                 -''El pueblo no debería temer a los gobernantes; los gobernantes deberían temer al pueblo''- V for Vendetta.